ENTREVISTA A IÑIGO ARRÚE

Director del Negocio de Soluciones Avanzadas de Tubacex

 

Tu recorrido comenzó con una formación en ingeniería industrial en Tecnun, y luego diste el salto a CIE Automotive, un sector altamente competitivo como es el de la automoción. ¿Qué aprendizajes de esa etapa consideras que siguen marcando tu forma de liderar proyectos industriales hoy en Tubacex?

Entré en CIE en 2003, cuando la empresa era un conjunto de siete pequeñas compañías con la ambición de internacionalizarse. Mi rol inicial fue el de un joven “trainee”, con la misión de impulsar e implementar un modelo de gestión que, hoy en día, se considera exitoso, sobre todo si se observan los resultados obtenidos. Fue una etapa de formación muy intensa, pero extremadamente valiosa. Lo que aprendí principalmente es que el modelo de gestión debe basarse en la mejora continua y en la correcta gestión de personas y equipos. La clave es siempre trabajar en equipo con personas motivadas, capaces de gestionar procesos en lugar de productos. Además, aprendí a tomar decisiones basadas en datos, con criterio económico y siempre pensando en la cuenta de resultados. Todos estos principios siguen siendo la base de mi trabajo hoy en Tubacex.

 

Tu llegada a Tubacex fue en Tailandia, un entorno cultural y profesional muy diferente al europeo. ¿Qué retos y oportunidades encontraste allí como primer destino dentro del Grupo? ¿Cómo fue tu adaptación a esa realidad?

Trabajar en Tailandia fue una experiencia sumamente gratificante. Aparte del calor, que al principio cuesta adaptarse, es probablemente el lugar donde he trabajado mejor desde el principio. El reto fue construir casi desde cero una planta, pero a la vez fue una oportunidad increíble. Tenía la libertad para diseñar y organizar todo a mi manera, lo cual fue un lujo. Lo más interesante fue la combinación cultural. Por un lado, el equipo tailandés era muy respetuoso y comprometido, mientras que el equipo japonés, con su nivel de exigencia y disciplina, aportaba una estructura sólida. Nosotros, desde Europa, introdujimos el concepto de organización. El resultado fue un ambiente muy potente, que combinaba la filosofía kaizen de mejora continua de la automoción con una gestión de procesos orientada a datos, apoyada en herramientas como SAP. Trabajamos muy bien en equipo, con mucha implicación y rigor.

 

Se habla mucho de tu capacidad para construir equipos comprometidos y tu visión global. ¿Cómo fomentas la colaboración y cohesión en entornos tan diversos como los que has liderado?

Creo firmemente que las empresas las hacen las personas. Puedes tener la mejor tecnología, pero si no tienes al equipo adecuado, no sirve de nada. Y al revés: con un buen equipo, aunque las máquinas sean más antiguas, se pueden hacer maravillas. Para mí, lo primero es siempre construir un equipo sólido. El conocimiento técnico es esencial, pero la actitud es lo que realmente marca la diferencia. Busco personas con ganas de aprender, de mejorar y de trabajar en equipo. Les doy las herramientas necesarias, formación y, sobre todo, confianza. La clave está en inspirar a las personas para que se desarrollen y sean capaces de tomar decisiones por sí mismas, incluso cuando yo ya no esté. Asegurarse de que el equipo funcione autónomamente es fundamental. Además, siempre es importante reconocer el esfuerzo y agradecer el trabajo bien hecho. También sé cuándo dar un paso atrás y dejar que otros lideren.

 

Tu implicación con la ONG Colabora Birmania es una parte importante de tu vida. ¿Qué te motivó a involucrarte en este proyecto y qué has aprendido a nivel personal y humano?

La felicidad es un objetivo común, pero cada persona la alcanza de una manera distinta. Ver crecer a mis hijas y apoyar a mi equipo me da felicidad, pero sentía que necesitaba hacer algo más. Quería involucrarme en un proyecto humano que aportara algo significativo a la sociedad. Ya de joven, fui director de la ONG en Tecnun, y encontré en Colabora Birmania un proyecto que me tocó profundamente. Fui a conocerlos, entendí su enfoque y me gustó mucho, así que decidí apoyarles. Desde entonces, cada seis meses visito a los niños y niñas con los que colaboramos. Verlos sonreír y jugar me recarga de energía. La conexión emocional con ellos me hace sentir que estoy contribuyendo a algo mucho más grande.

 

La colaboración de Tubacex con Colabora Birmania ha sido muy activa durante años. ¿Cómo ves la relación entre la empresa y la acción social? ¿Qué papel debe jugar una compañía industrial como Tubacex en este ámbito?

Lo que más me gusta de Colabora Birmania es su enfoque: prefieren enseñar a pescar antes que dar el pez ya cocinado. Estoy orgulloso de que Tubacex apoye este enfoque, porque se centra en ayudar a los niños y niñas que han sido desplazados por la guerra civil en Birmania, ofreciéndoles una educación que no solo los forma, sino que les da la oportunidad de obtener documentos de identidad y salir de la clandestinidad. Además, estamos preparando un plan para la segunda fase del proyecto, que incluirá apoyar a esos jóvenes a estudiar en la universidad y facilitar su inserción laboral. Por ejemplo, uno de los chicos que conocí hace años y que se formó gracias a Colabora Birmania se ha incorporado a Tubacex Awaji en Tailandia como responsable de ESG (medioambiente, responsabilidad social y gobernanza). Estamos muy emocionados de poder seguir apoyando y aumentando nuestra implicación en este proyecto.

 

Tras más de una década en Tubacex, con experiencias internacionales y un fuerte compromiso social, ¿qué te sigue motivando para seguir construyendo dentro de la empresa y qué mensaje le darías a quienes hoy se incorporan al Grupo?

Lo que más me motiva es poder seguir contribuyendo y transmitiendo conocimientos, integrando al proyecto a personas con ganas de aprender y crecer profesionalmente. Para aquellos que se incorporan, les diría que busquen su espacio y aprovechen las oportunidades que se les presenten. A aquellos que muestran motivación y compromiso, el camino se abre solo. Es esencial llegar con una mentalidad abierta, con disposición para aprender y aportar desde el primer día. Tubacex valora enormemente a quienes se implican, se comprometen y tienen ideas. Hay mucho por hacer, y las oportunidades son enormes para quienes se lo toman en serio. Y un consejo clave: no tengan miedo a equivocarse. Es importante hacer preguntas, escuchar y observar, porque todo suma, y el crecimiento profesional está muy ligado a una actitud de aprendizaje continuo.